Cuenta la leyenda, que un dragón refriado se perdió en una ciudad catalana.
Cada vez que estornudaba, de su hocico se desprendían llamaradas.
Los ciudadanos aterrados, salieron corriendo de sus casas.
Hasta que la princesa del pueblo llamó a su mejor amigo, un caballero, y le dijo:
"Pobre dragón, te has dado cuenta de lo resfriado que está?
Y el caballero le contesta...
"Sí ya lo veo, y mira todo el pueblo ha salido corriendo, aterrado. Esto hay que solucionarlo!"
Y el caballero, astuto y sabio, tenía en sus tierras plantadas unas mágicas rosas rojas.
Con cuidado cortó una de un enorme rosal y ,entregándosela al dragón. le dijo...
"Hola dragón, esta rosa desprende un agradable olor, y las cuido una a una en mis tierras para curar a todo el que lo necesite, como he visto que estás muy resfriado, he pensado que podrías necesitar mi ayuda"
"Oh, qué amable eres caballero, yo que pensaba que todo el pueblo había marchado aterrado por mi fuego, de veras que no lo puedo controlar, en mi largo viaje he pasado algo de frío y ahora no puedo parar de estornudar" Le explicó el dragón.
Y la princesa muy valiente y decidida, le dijo al dragón:
"Pues eso tiene solución, huele la rosa que te ofrece mi amigo el caballero, que notarás una pronta recuperación"
Y así fue, el dragón olió la rosa ofrecida por el caballero y los estornudos desaparecieron, haciendo volver a todos los ciudadanos de tan linda ciudad para seguir viviendo en armonía y paz.
Y desde entonces el dragón, la princesa y el caballero, se hicieron amigos por siempre jamás... Y cada vez que el dragón se resfriaba, olía una de las preciosas rosas por el caballero cultivadas.
Texto de: ANA MÁRQUEZ
Este es el regalo que le hicimos a Mario por su cumpleaños la semana pasada.
Una gran sorpresa se llevó al ver las marionetas de Sant Jordi dentro de una bolsa personalizada...
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